¡Hola! Mil perdones por la tardanza, pero las vacaciones en la playa han tomado mucho de mi tiempo. Sin embargo, he vuelto con más fuerzas que nunca y con mucha acción ;)
Aquí os dejo la última parte del Capítulo 24 (el último que publiqué, para que no os perdáis demasiado)
Un beso y que disfruten de la lectura :)
Ate. Patricia Ávila
"-Damas y caballeros, aquí tenemos a nuestros participantes.-se oyó la voz de
un hombre en todos lados.-en el equipo número uno tenemos a Filianel, Rhons,
Freen y Alana. Y en el equipo número dos podéis ver a Kian, Lyan, Natalia y
Shena.-explicó, dando un especial énfasis en el último nombre, acaparando la
atención del público, que la miró con curiosidad y evidente incertidumbre.- Sí,
aquí está la última Hada de la
Noche, seguro que hará un buen trabajo.-añadió para fastidio
de Shena.
Kian aún no le había soltado la mano y ella le dio un pequeño apretón,
inquieta. Él bajó la mirada hasta la de ella, tranquilizándola. Y ella pudo
sonreírle levemente. Kian le guiñó un ojo y luego le soltó la mano. Encarando
al público.
-Las apuestas quedan abiertas y el primer combate se decidirá en breve.-añadió
el Noble. Su ronca voz resonó por todo el terreno, causándole un ligero
escalofrío. Y llamando la atención de la gente.
Estaba nerviosa, preguntándose quién lucharía primero.
Una gran tabla dorada apareció en mitad del terreno, de forma que todos
pudieran verla. Había dos columnas, para el equipo uno y el dos y luego cuatro
filas, para los combates.
-Como todos sabrán, las elecciones de los combates son totalmente al azar.
Veamos quién combatirá primero.
En la tabla apareció escrito en la columna del equipo uno que lucharía
Freen. Se trataba nada más y nada menos que aquél que había mirado mordazmente
a Shena. Y en la columna del equipo dos, el nombre de Natalia apareció, dejando
un mal sabor de boca a Shena. Él parecía el más mortífero del grupo.
Se acercó a ella y con convicción le susurró al oído lo siguiente: -Ganarás,
sé que eres capaz de eso y mucho más.
Natalia la miró con una gran calidez reflejada en sus ojos antes de bajar de
la elevada plataforma y situarse en mitad del terreno de juego con gran
determinación.
-Las apuestas para este primer combate quedan cerradas. ¿Ganará el equipo
uno, o el dos? Se decidirá enseguida.
Shena observaba tensa. Natalia parecía tan pequeña ante aquél duende. Él la
miraba con evidente diversión, pensando seguramente que sería realmente
sencillo. Pero Lía no lo dejaría ganar con facilidad, era dura de pelar.
-Que dé comienzo el primer combate.-anunció Julián II. Tras sus palabras,
sobre el terreno apareció todo lo necesario para un buen combate con magia.
Estaba todo pensado, hasta que los árboles tuvieran las ramas altas y finas
para que no se pudieran arrancar y usar como arma. Muy bien organizado. En la
zona central había un gran lago, en los laterales distintos árboles y diversas
fogatas repartidas por el resto del terreno.
Natalia se abalanzó sobre Freen, pillado por sorpresa ante la ferocidad de
ella y llevándose una buena patada en el estómago.
Shena sonrió. No había armas, pero el cuerpo a cuerpo sí que se le daba bien
a Natalia, muy astuta.
Después, antes de que él pudiera atraparla, voló cerca de una de las fogatas
y el lago. El Hada de la Noche
se preguntó qué pretendía.
Pero sabía una cosa, si el Noble quería espectáculo, con Natalia lo tendría."
FIN DEL CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
Natalia tanteó el terreno lanzando pequeños conjuros que Freen deshacía con un leve movimiento de su mano.
Con perspicacia, ella se acercó al lago, alejándose de Freen, quien acabó por
acercarse a ella furioso. Al verlo tan cerca, ella dudó. Y él aprovechó para
lanzarle una esfera de fuego que ella esquivó con facilidad saltando hacia él y
aprovechando el impulso para darle una buena patada en el lateral de la cabeza,
lo que pilló por sorpresa a Freen, que cayó por inercia al suelo.
Shena, que miraba atenta al combate, no pudo evitar
carcajearse ante ello.
El duende se levantó con lentitud y escupió un poco de
sangre, para luego mirar a la sonriente Natalia con unas ansias de matar que
apagó un poco la felicidad de ella.
Sin que ella pudiera notarlo y lograr esquivarlo, una ráfaga
de aire la arrastró hacia él y luego Freen le propinó un fuerte puñetazo en el
abdomen.
El Hada de la
Noche observaba el intercambio de golpes y ataques de magia
con evidente ansiedad. Se podía ver a simple vista que poco a poco, Natalia se
estaba agotando, mientras que el duende seguía tan fresco como al principio, a
pesar de los numerosos golpes que Natalia le había dado. Si ella no lograba
terminar pronto el combate, perdería.
Una repentino y dolorosa presión en la cabeza provocó que
Shena dejara de prestar atención al combate, teniendo que cerrar los ojos ante
el fuerte dolor. Se sentía realmente mal y no estaba si no empeorando.
Lyan se acercó hasta ella al oírla gemir levemente de dolor,
y se arrodilló a su lado.
-¿Qué te ocurre?
-No lo sé.-admitió ella a media voz.- Necesito salir de
aquí, Lyan.-Respondió ella y sin una palabra más, caminó un poco inestable hacia
el duende que se encontraba a cargo de la plataforma en la que se encontraban.
-Señorita, si se va, se arriesga a que durante su ausencia
si no está y le toca luchar en el siguiente combate, se le declarará perdedora
de éste.-le advirtió él con seriedad, tratando de hacerle entender lo
complicado del asunto.
El Hada de la
Noche asintió, eso no le preocupaba pues estaba segura de que
el noble no permitiría que la declararan perdedora, ya que la mayoría de la
gente que allí se encontraba gastando su dinero y viendo los combates, esperaban
ansiosos verla luchar a ella, la última hada de su clase.
Extendió sus alas y voló hasta un pequeño túnel que casi
pasaba desapercibido a simple vista y que le permitió alejarse de la vista de toda
esa gente.
Puso los pies en el suelo con dificultad, se sentía como si
le estuvieran dando martillazos.
Recorrió el oscuro túnel apoyando la mano en la pared hasta
que empezó a ver borroso el camino que debía seguir. Preocupada por quedar
desprotegida, alcanzó con su mente la de Azkar.
-Ayúdame.- le logró
pedir justo antes de que la oscuridad se cerrara a su alrededor al caer
inconsciente, dándose con un fuerte golpe contra el suelo.
En el vacío de su mente, oyó una fuerte y cruel carcajada.
-Pronto serás mía.-
prometió una oscura voz, antes de que esa presencia desapareciera por completo.
-¡Shena!-gritó
Azkar en su mente.
Ella abrió levemente los ojos, lo suficiente para poder
verlo a su lado, con una de sus oscuras patas apoyada en la marca que él mismo
le hizo.
-Te trató de controlar
para llevarte con él.-susurró el felino, temblando ligeramente. Shena alzó
la mano izquierda y lo acarició un poco, tratando de tranquilizarlo.
Shena no necesitó que le dijera quién. Supo que había sido
Akall, el asesino de todos los de su clase.
Gruñó al moverse para sentarse. Le dolía el hombro derecho,
sobre el que seguramente había caído al desmayarse.
El dolor de cabeza ahora era apenas una ligera palpitación.
-¿Cómo…?-empezó ella a preguntar, pero él le interrumpió.
-Comenzaste a luchar
contra su control desde el principio sin darte cuenta. Pero él es poderoso y
poco a poco ganó terreno. No logro comprender cómo pudiste aguantar tanto tú
sola.
Otro pensamiento le llegó, alarmándola, y desechando el mal
genio que le provocó que él la subestimara.
-¡¿Cuánto tiempo llevo aquí?!
Su felino amigo bufó con humor, viendo por lo que ella se
preocupaba y bajó la pata que tenía apoyada en ella.
-El suficiente para
que el combate de Natalia terminara y el de Lyan comenzara…
Sin dejarle terminar, ella se puso en pie tan rápido como su
adolorido cuerpo le permitió y caminó hacia el terreno de juego.
-Presiento que tú
lucharás después, en el tercer combate. Estaré en las gradas, observándote.-Prometió
antes de desaparecer por un pequeño hueco en la piedra.
-Muchas gracias Azkar,
por todo.-logró decirle ella justo antes de que la luz del terreno de juego
casi la cegara.
Obtuvo como respuesta un reconfortante y suave ronroneo que
la acompañó hasta que estuvo situada de nuevo en la plataforma.
Kian apareció delante de ella a una velocidad increíble, con
una mueca de furia apenas contenida.
-¡¿Dónde has estado?!-preguntó casi gritando. Al mirarlo,
pudo distinguir un poco de preocupación en sus ojos.-Podría haberte tocado y
hubieses perdido sin ni siquiera luchar, idiota.-gruñó.
Dándole una leve caricia en su mejilla derecha, Shena pasó a
su lado y se dirigió hacia una cabizbaja Natalia que estaba sentada en el filo
de la plataforma, con sus pies colgando, y que observaba fijamente el combate
de Lyan. El Hada supuso que ella había perdido.
Aún sin contestarle a Kian, se sentó al lado de Natalia
pensando en qué le podría decir, cómo averiguar qué había ocurrido, pero ella
comenzó a hablar sin que Shena tuviera que preguntar.
-Me rendí. Fui una cobarde.-susurró ella, apenas conteniendo
un sollozo.
Shena cogió la mano de ella e hizo que apartara la mirada del
combate y la fijara en ella misma.
-Freen es el líder del grupo. Él es fuerte en la magia, tú
lo eres en el combate cuerpo a cuerpo. Hiciste todo lo que pudiste y te
retiraste sabiamente al ver que no podías continuar.-paró para quitar una
lágrima que caía por su sonrosado rostro.-No podrías haber hecho nada más, no
te culpes. Además,-se acercó a hablarle al oído.- adoré cuando le diste aquella
patada en la cabeza que casi hizo que perdiera el combate.
Con eso logró que Natalia riera con suavidad al recordarlo,
la liberó de la laguna de culpabilidad en la que ella misma se había metido,
para que luego ambas dirigieran sus miradas al combate que ante ellas
continuaba.
***
Kian miró al hada que estaba sentada al lado de Natalia. ¿No
quería contarle lo que había estado haciendo durante ese tiempo en el que había
desaparecido? Pues él se lo sonsacaría tarde o temprano.
Recordó cómo Lyan le contó preocupado lo que había ocurrido
antes de que ella se fuera. Cómo él mismo la oyó gemir de dolor, causando que
se preocupara. ¿Preocuparse? No, él necesitó saber qué le estaba causando tal
dolor, ya que ella nunca se quejaba, y poder ayudarla.
Sin embargo, ella desapareció dejándolo con la palabra en la
boca, tal y como acababa de hacer de nuevo al aparecer de vuelta.
¿Creía ella que no podía ver la herida que levemente
sangraba en su hombro derecho? ¿Cómo trató ella de esconder su dolor cuando
Natalia la abrazó agradecida de sus palabras?
Él pensó que a veces, esta hada no podía evitar ser amable
con quien lo necesitaba, cómo se preocupaba de los demás, pero trataba siempre
de ocultarlo. Por miedo, ¿quizás?
Kian la iba conociendo un poco más. Y llegaría el día en que
ella finalmente confiara plenamente en él. Como casi lo había hecho dos días
atrás, cuando le dejó que la abrazara. Aún no podía comprender por qué lloró
ella. Aquello lo dejó realmente con un mal sabor de boca. Ansió sacarla de
aquella tristeza y dolor que tanto la atormentaba, pero si ella no abría a los
demás, ¿cómo llegar a conocerla realmente para poder ayudarla?
Aunque aquello bien podría ser lo que ella pensaba de él. De
aquél grupo, tan sólo Lyan conocía su “secreto”. Nadie más que quedara vivo lo
sabía. ¿Seria él capaz de contárselo a ella alguna vez?
Envuelto en sus pensamientos, decidió sentarse al lado de
Natalia, cogiéndole de la mano y observando divertido cómo Shena miraba, por un
leve momento, la unión de sus manos.
La multitud de gente miraba atentamente el combate que se
desarrollaba a sus pies. Lyan estaba demostrando sus grandes conocimientos
sobre magia, dando un impresionante espectáculo. Lo que seguro que contentaba
al noble.
Lyan había demostrado ser capaz de manipular tanto fuego
como agua, algo bastante incompatible, pero muy poderoso.
En cambio, el duende contra el que luchaba, Filianel, usaba
el aire y el fuego.
En este combate era prácticamente imposible adivinar un
ganador. Ambos habían evitado el combate cuerpo a cuerpo, lo que beneficiaba a
Lyan y probablemente al otro duende también.
A lo largo del combate, ambos iban desgastándose por el
largo tiempo de estar usando la magia. Cuando Filianel tuvo que apoyar una de
sus rodillas en el suelo para mantener el equilibrio, Lyan avanzó con rapidez,
a pesar de sus temblorosas piernas, y logró asestarle un puñetazo en pleno
rostro que dejó fuera de combate a Filianel.
Kian sonrió, ese era Lyan. Siempre haciendo cosas que uno
nunca se esperaría.
La multitud estalló en gritos y aplausos, en cuanto el
duende calló al suelo de espaldas. Se declaró a Lyan como ganador y lo ayudaron
a subir a la plataforma.
Miró cómo Natalia y Shena se acercaron con rapidez,
ayudándolo a sentarse más o menos en el centro de la plataforma para evitar que
en el caso de que se desmayara por agotamiento, se cayera de la plataforma. Se
pusieron a hablar de lo bien que lo había hecho, animándolo y haciendo que él
sonriera.
Kian dirigió su atención de nuevo a la voz que se
retransmitía por todo el terreno y las gradas.
-¡Muy buen combate! ¡Espectacular! Y ahora como Lyan ganó,
cada equipo lleva una derrota y un combate ganado. Así pues, es hora de seguir,
el tercer combate ha de comenzar. Y ahora que la mitad de esta prueba del
torneo ha terminado, el terreno de juego cambiará. Algo que no sabréis hasta
que comience…-
Kian dejó de prestar atención. El terreno cambiaría,
¿dejarían de estar disponibles todos los elementos? Esperaba que no, porque si
no se dificultaría mucho. Tan sólo quedaban por salir Shena y él. Esperaba que
al menos hubiera un poco de naturaleza para el elemento que ella lograba
controlar.
La tabla en donde salían los combates apareció de nuevo en
el centro del terreno. En el equipo número uno apareció el nombre de Rhons y el
de Alana. El duende que quedaba, el que parecía más imperturbable de todos y el
hada que había en el grupo. De pelo negro y ojos verdes, observaba todo con un
leve interés. En el equipo número dos, se vio el nombre de Shena junto con el
suyo.
Confuso, Kian volvió a prestar atención al comentarista:
-Como habréis visto, este último combate será en parejas. Ha
sido un pequeño cambio de última hora, señores. Pero esto no lo hará si no más
interesante. Por favor, que los participantes que han salido permanezcan un
momento en la plataforma hasta que el terreno sea modificado.-pidió.
Kian se acercó al borde de la plataforma, esperando a que
Shena se separara de Natalia, quien le dio un pequeño y rápido abrazo
causándole, sin que ella lo supiera, más daño en el hombro herido. No pudiendo
evitar una pequeña mueca de dolor, Shena logró ocultarla de Natalia, sin embargo, Kian pudo
verla.
Cuando ella se acercó finalmente a él, la agarró del brazo
que no tenía herido para que le mirara.
-He visto que estás herida, Shena. Aquí y ahora vas a
prometerme que tras este combate, me contarás lo ocurrido y lo que provocó que
te fueras de la casa el otro día.-casi le gruñó él, mirándola con firmeza.
Ella le miró fijamente durante un momento, notablemente
indecisa sobre el tema.
-De acuerdo.-asintió finalmente, dirigiendo su mirada hacia el terreno
de juego.
Una fuerte luz los deslumbró, obligándoles a cerrar los ojos.